Los surcos de los dedos, el iris del ojo y la imagen facial, son algunas de las cosas que nos hacen diferentes al resto, y por esa originalidad, pueden ser una herramienta para la ciberseguridad.
El sistema biométrico, que utiliza características físicas de los seres humanos para su reconocimiento, tiene múltiples aplicaciones y finalidades. Esto permite que en la actualidad, sistemas de seguridad controlen el acceso a las personas en base a sus características biológicas. Por ejemplo, bancos, organizaciones gubernamentales, militares, etc.
En México, el valor de la biometría registra un crecimiento anual del 25%, unos 700 millones de dólares. Por lo que la tendencia es que más y más empresas la incorporen como parte de sus medidas de seguridad. La consultora ABI Research estima que para 2021, el mundo alcance la suma de 30 mil millones y que los usuarios con más afinidad serán los millenials.
Es por ello, que la banca recientemente ha apuntado al campo de la biometría como métodos de prevención y como una medida de seguridad digital fuerte ante la suplantación de identidad y accesos no autorizados. Una de las facilidades que encuentran los usuarios es que no tienen que llevar consigo tokens y tarjetas que puedan ser vulneradas, o claves que tienen que cumplir con requerimientos específicos.
Sus usos y aplicaciones
Quizás para muchos la referencia del Sistema biométrico se remonta a películas de acción donde escaneaban el ojo de alguien o donde una máquina se encargaba de la lectura de las huellas dactilares para entrar a un lugar, pero va mucho más allá.
Las aplicaciones actuales para los usuarios van desde el control de accesos físicos y lógicos, la lucha contra el fraude, como medio de pago, vigilancia, el control de navegación en sitios web y está destinado a extenderse a otros aspectos de la vida cotidiana como, por ejemplo, en los dispositivos móviles.
Para las empresas, se traduce en aumento de la seguridad en el control de los accesos, mejora de la imagen corporativa, posibilidad de tramitaciones remotas y aumento de la privacidad, vulnerabilidad baja a un ataque de fuerza bruta o ante el espionaje, y un costo bajo de mantenimiento.
Riesgos y vulnerabilidades
El grado de exactitud en el uso de los sistemas biométricos va entre el 60% y el 99,9%, pero parte de sus fallos están en la calidad de la captura de la imagen. De allí pueden derivar las posibles vulnerabilidades como suplantación de identidad, sabotaje, variación involuntaria de los rasgos biométricos o incidencias con el sistema.
Un reciente estudio determinó que el 59% de los mexicanos dan una alta importancia a su seguridad, aunque con métodos poco confiables.
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