En este panorama de contingencia y trabajo remoto, empresas y organizaciones de todos tamaños están en una ardua búsqueda para mantener la operación activa lo más posible. Algún incidente, interrupción del servicio, ya sea un corte momentáneo de luz, una falla en el sistema o cualquier evento que detenga la operación, resulta en pérdidas que pueden llegar a ser millonarias.
En cualquier momento puede suceder un imprevisto; por naturaleza estos no se pueden prever, pero, sí se puede contar con un plan contra ellos. Hoy más que nunca, como prioridad ante la incertidumbre económica, los tomadores de decisiones deben tomar acción. Una empresa u organización que se mantiene activa frente a los inconvenientes es una que cuenta con un plan para garantizar la continuidad operativa.
¿Qué es la continuidad operativa?
La continuidad operativa, también conocida como resiliencia operativa, es la habilidad de un sistema o equipo de trabajo para continuar operando a pesar de interrupciones, pérdidas o daños, un sistema tolerante a fallos. Para tenerla se necesitan sistemas de manejo de riesgo directo en los procesos de trabajo para prevenir interrupciones y, de suceder, reactivar la operación lo más pronto posible.
¿Cómo mantener la continuidad operativa?
En este mundo digital, la continuidad operativa de sistemas de TI toma gran importancia. Entre más grande es la operación, existe más peligro; con una sola hora de data centers, aplicaciones críticas para el negocio, indisponibilidad de plataformas operativas y servicios digitales inaccesibles, las pérdidas son bastante considerables.
Mantener la continuidad en las operaciones no es una tarea fácil; involucra los aspectos tecnológicos, organizacionales y de RRHH de una empresa u organización. Para una empresa preparada para reaccionar ante interrupciones de sus servicios, se requiere de algunas consideraciones, por ejemplo:
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Muchos podrán recordar algún momento que acudieron a un establecimiento físico donde al momento de cobro o de orden, por alguna razón técnica desconocida, no pudieron ser atendidos. También recordarán las múltiples bajas de servicio de redes sociales o sitios web que impidieron sus interacciones, compras y operaciones. Es molesto para el consumidor y a veces fatal para el proveedor de algún servicio.
La proactividad empresarial es una obligación para mantener la continuidad operacional. Con la digitalización siendo una necesidad cada vez más latente para mantenerse competitivos, se necesita trabajar en todo lo que está detrás de un producto o servicio. Mantener una operación digital trabajando de manera óptima requiere de constante supervisión; como en todo, la mejor estrategia es la defensa.
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