Las tensiones económicas y políticas entre los dos países más poderosos del mundo, EUA y China, no son resultado de una o dos instancias solitarias de conflicto. Desde la llegada de Donald Trump a la presidencia americana, su enfoque económico buscó “generar menor dependencia de mercados exteriores, reforzando la ecuación de producción-demanda interna” según nos dice Ramón Gascón, profesor de economía español. Esto quiere decir que las políticas proteccionistas de Trump, enfocadas en reducir el déficit comercial generado por anteriores relaciones comerciales entre los dos países, necesitarían estrategias concretas que forzaran un acuerdo económico supuestamente beneficioso para la economía estadounidense.
Trump no contaba, sin embargo, con la resistencia del presidente chino Xi Jinping que estuvo totalmente renuente a ceder en las negociaciones. Empezando en el 2018 por el aumento de aranceles a productos chinos valorados en 34 millones de dólares, respondido en turno por China que aumentó a su vez gravámenes por la misma cantidad, este conflicto ha seguido escalando hasta la actualidad afectando a empresas de todos los giros, en especial a los gigantes de Silicon Valley. Sin embargo, no solo en términos económicos se desarrollan las tensiones, a raíz de la pandemia global de COVID19 Trump expandió su hostilidad con China en la arena política lo que fulminó la previa tregua comercial a la que los dos países habían llegado y, recientemente, Trump ha mantenido un pesimismo público con respecto a las posibilidades de alcanzar otro acuerdo con Beijing.
Ambas hostilidades económicas y políticas han afectado al mundo de la tecnología, en particular por la cercana relación que compañías de ambos países sostienen con las economías contrarias. La firma de consultoría PwC reportó que 61% de los directivos y empresarios apuntan a las tensiones proteccionistas entre las dos potencias como el mayor problema a corto y mediano plazo del estado internacional económico. Con esta preocupación general de todos los empresarios, devaluaciones de la moneda china, caídas en exportaciones y acusaciones hasta de espionaje como lo sucedido con Tik-Tok, este conflicto es el factor más importante para el desarrollo de toda la tecnología internacional actual y a futuro.
La necesidad de enfocarse en los detalles.
Estos conflictos tienden a ser vistos desde un ángulo macro sin entrar en detalles sobre las complicaciones específicas que representa para las compañías ubicadas en el ojo del huracán. Apple es una de las empresas más afectadas por esta guerra comercial, y la extensión en que sus negocios en China se ven afectados es explicada por el periodista Dave Lee: “En primer lugar, es [en China] donde [Apple] fabrica una aplastante mayoría de sus dispositivos; en lo que respecta a elaborar un nuevo iPhone, nadie puede igualar a los chinos en velocidad y precio.” Por otro lado, nos revela Lee, este conflicto también afecta las ventas de la compañía estadounidense en China, pues los consumidores chinos están prefiriendo consumir marcas nacionales por un nuevo sentimiento de patriotismo nacido a raíz del conflicto económico. Para entender la extensión de estas pérdidas para Apple es importante conocer que, en los últimos cinco años, su facturación solamente en China equivale a lo que percibe en toda la Unión Europea.
También podría interesarte: Ciberseguridad básica: ¿Qué es el Spyware?
Aunque esto demuestra el serio daño que las tecnologías estadounidenses están recibiendo, las marcas chinas no se quedan atrás al perder. Múltiples economistas predicen que, aunque el gigante asiático está preparado para continuar la guerra económica por años si fuera necesario, su avance económico se encuentra en un punto muerto que no se moverá hasta que el resultado de la elección estadounidense se conozca. Igual que Trump, Xi Jinping ha buscado ampliar la autonomía de China en los últimos años, invirtiendo para recuperar terreno en sectores que considera cruciales para su futuro todos de innovación tecnológica: aviación, vehículos eléctricos, fabricación de chips y microprocesadores, por mencionar algunos.
Dos sectores en particular, la inteligencia artificial y el sonado 5G, son en donde la lucha tecnológica entre las dos potencias se pone de manifiesto. China, sin embargo, ha tenido mayor incentivo para innovar en estos aspectos, pues quien lanzó la primera piedra en el conflicto comercial fue EUA, volviendo al desarrollo de tecnología china aun más prioritario para superar dichos ataques. Así pues, existe la posibilidad de que la estrategia de Trump, en teoría diseñada para perjudicar, termine por beneficiar a China a largo plazo.
Claro que a corto plazo la economía del país asiático será dañada más, pero el verdadero “ganador” será quien logre mayor independencia e innovación mientras dure este conflicto.
¿Cuánto va a durar esta guerra económica? Esto depende directamente del resultado de la elección presidencial de este noviembre en Estados Unidos, la que terminará por afectarnos a todos, especialmente a los consumidores globales de tecnología que seguirán perdiendo mientras las hostilidades duren en esta lucha de titanes.
Fuentes:
